Nos conformaríamos con disfrutar de la vida, la mitad que un niño
Sorprendernos de las cosas la mitad de veces que ellos lo hacen
Aprender la mitad de lo que él puede aprender
Sonreir la mitad de lo que sonríe un niño
Tener la mitad de su espontaneidad
Amar con la mitad de naturalidad que él lo hace
Y reirnos a carcajadas la mitad que un niño
Y sin embargo creemos que podemos enseñarles el doble ... ¡Ingenuos!
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